martes, 5 de octubre de 2010

Mi rodilla izquierda

no tenia pensado quedarme aqui para siempre, y a medida que iba descubriendo el espacio, me iba dando cuenta de que cualquier lugar es tan bueno como otro, a condición de que estén lo suficientemente lejos; luego, que cuando me acerqué al Ikea de turno, era como si ya lo hubiese vivido, pero no una, ni dos veces. Más. Esas parejas sentándose en los sofas muestrario, Ves, este sí, a las que sólo les falta sacar la tartera con el filete empanado y el mp3, porque las chicas también se empezaban a parecer, todas bastante neumáticas, ardorosamente juveniles, protestonas, porque nunca es suficiente, y ese fue el motivo por el que postpuse la compra de la estanteria Billye, en blanco laqueado, porque eso significaria quedarme aqui a vivir, y, bueno, nunca se sabe, ¿no?

a la mañana siguiente, fui a recoger los resultados de la resonancia a la clínica; un quiste de Beck en la rodilla izquierda, tendria que esperar a llegar al piso, y conectarme al wifi del patio de vecinos y meterme en uno de esos foros de medicos y enfermos; no habia querido saber nada de mi rodilla izquierda desde la operación, hace unos cuantos años, sé que fue un viernes, por la noche, ya que a la mañana siguiente, amanecí con la boda de la infanta Elena y el Marichalar en la tele, con mi chutazo de un derivado de la morfina

hasta 1895 no habia traumatólogos, como tales; Beck era un médico normal, si es que hay alguno, que descubrió por su cuenta el quiste en la parte posterior de la rodilla; produce molestias, pero es benigno; mi pobre rodilla izquierda, estaba empezando a alquilar sucursales recónditas por su cuenta y todos juntos ibamos a tener que apañarnoslas de algun modo: los libros apilados, la huérfana estanteria Billy, el wifi del vecino, el quiste de Beck y el recuerdo difuso de una boda psicodélica

fue entonces cuando abrí la puerta del piso y luego cerré con doble vuelta y pensé "de aqui no sale nadie hasta que sepa exactamente lo que está ocurriendo..."