domingo, 26 de abril de 2009

Sa(r)tori(us) en Lavapi(es)

Antes de que los churros se enfríen, ya está la máquina cantado premio en el Café-casino de la plaza. El dueño ha dado orden de restringir los sandwiches y ha eliminado la tortilla de patata. "Aqui se viene a jugar". Además, acaba de firmar contrato con una franquicia inglesa de apuestas cuya lema ha impreso en todas las ventanas: "No risk, no glory". Apocalipsis lavapiés. La abuelita del cuento, que es la misma Manzanas de la película, la cerillera, la misteriosa bruja desaliñada tiene una cuenta abierta. "Manuela, debe seis euros veinte en total. Hoy pague lo que pueda. Hable con el jefe"
-A mi también me lo apuntas en la cuenta...
-Es sólo para algunas familias de toda la vida, un trato preferente. Ya ves. Las familias del barrio más castizo, dícen. De toda la vida. Una vez vino Umbral por aqui y pidió tortilla de patata. Y como no teníamos, dijo "El barrio más castizo, y no tienen tortilla de patatas".
El dueño del café tiene un ojo de cristal, toda la familia se dedica a la hosteleria-espectáculo. Tienen un mesón cerca de la Bolsa que hace muy buena caja. Allí se celebran todas las subidas y bajadas de Mr Jones y cía. La abuelita del cuento llega a un acuerdo. Hoy pagará lo consumido, dos euros con veinte. Café y churros. Antes de que se enfrien, la moneda que bailaba el chotis sobre el platillo junto a la cucharilla, ya se interna en el estómago de la máquina de los hermanos Franco.
-Y qué más famosos se han visto por aqui..
-No sé -el camarero lucha con la memoria. Una vez vi a ese, a Sartorius, en la boca del metro, cuando estaba en la plaza, la antigua boca del metro.
-Sartorius..
-Sí, ese.
Me imaginé que Jack Kerouack (de apellido paterno Kéroack, su búsqueda imposible) podria haber estado aqui, por qué no, cuando en el libro Satori en París arranca con una patada en el ojo. "En algún momento, durante mis diez días en París y Bretaña, experimenté algún tipo de iluminación que parece haberme encaminado de nuevo hacia lo que, parece, será mi esquema vital para los próximos siete años o quizás más: en efecto, un satori, termino japonés para iluminación repentina, despertar repentino o simplemente una patada en el ojo".
Después de todo, ¿por qué siete años y no los próximos siete minutos..?
No risk, no glory.
No money, no churros...
Zen.capitalismus