domingo, 25 de enero de 2009

Beber y quitarse un zapato

El vaso de cristal cayó a plomo desde una altura de metro y medio. Se veía venir, porque el tipo habia estado bailándolo a su alrededor y también sobre el cuello de la chica. Eramos tanto más viejos, cuanto honrábamos una idea más o menos abstracta del no future. Sólo quería desconocer la música, impedir que una melodía me llevara a su guarida, me distrajera de mis pensamientos, tan mios como indescrifables, ya que me esforzaba en recordar la coreografia del vaso que estaba a punto de deslizarse de la garra que bailaba sobre la chica a tumbos, sin saber, como hubiera podido saberlo, que ella iba a terminar la primera mitad de la noche en brazos de otro.

miércoles, 14 de enero de 2009

Klosterman dice


Les presento al tipo de la foto. Acabo de tener noticia de su existencia, esta misma mañana: es Klosterman. ¿No resulta familiar? Podria estar doblando levis-lavaos-a-la-piedra en una tienda de Fuencarral street, o quizás despachando discos de importación en una tienda pequeña y personal en una plaza céntrica e impersonal. Es muy probable que tuviera un vw escarabajo aparcado en alguna calle de su barrio, esperando pasar la itv. Pero no, sencillamente es Klosterman, nieve o no nieve, y se le supone en estos momentos en la muy helada ciudad alemana de Lepzig, enseñando en la universidad. Hay que leer a Klosterman. Esta mañana, en el Café di Roma de la calle Atocha, en pleno epicentro de la crisis -un fenómeno que mete a la gente de casa padentro-, en un artículo de La Vanguardia, se hablaba de Klosterman. Porque, por lo visto, le echa la culpa del fracaso en las denominadas relaciones sentimentales a, nada más y nada menos, John Cusack. Al parecer, la cosa es que el cine (y la tele...?) crean excesivas expectativas que luego en la realidad no se dan. Y eso ocurre porque trabajan con modelos simplificados de lo que se llama realidad. Y para Klosterman, uno de los culpables del fracaso amoroso-afectivo-generacional de su quinta (los nacidos en los alrededores de los '70), es la mirada a cámara de John Cusack, en pelis como "Alta Fidelidad" y cosas así. Supongo que Klosterman, al haber nacido en North-Dakota y estar en Lepizig en estos momentos, no habrá tenido noticia del fenómeno llamado gafapastismo indi-popi, unos seres humanoides que habitan los centros de las ciudades, conciertos, bares y cines, suelen estar delgaos como un fideo y muestran a menudo un gesto de extrañamiento con el mundo circundante. Muchos de ellos, se quedaron atrapados en algún bocadillo de cómic de sus personajes favoritos. La realidad, esa calle, esos edificios, esa furgoneta mal aparcada, por lo general, es fea y desagradable. Y encima, está todavia sin pintar de verde manzana o azul celeste. ¿Tendrá la culpa Star-Trek? Klosterman, hace tiempo que también aqui, en la península ibérica, nos dimos cuenta que pillar está chungo. Cuando pases por aqui, pégame un toque, y damos una vuelta por el Gran Caimán...

Lo mejor de todo, es cualquier combinación de gafapastismo popi comiquéro con otra cualidad combinatoria para crear un personaje. Por ejemplo, chica que quiere ser chico, seguidora fiel de la moda, adora a su abuela que vive en un pueblo de Segovia, la policía le para y le pone una multa por fumar porros, ella se crió en un pueblo vasco bastante jarrai, trabajó para pagarse los estudios en la fabrica de electrodomésticos local, y es capaz de hacer cualquier cosa por llegar a un concierto de Belle&Sebastian o por fumarse un porro. En la actualidad, es fotógrafa para idealista.com, y piensa que la sociedad, en general, es una mierda. Y se fuma otro, con las piernas cruzadas.